Recuerdo haber visto
desde pequeña, cómo esta hermosa tradición se vive y festeja cada año en su
humilde hogar, con la esperanza de recibir con amor y mucha alegría a aquellos
que ya no podemos ver, pero que, sin duda alguna, viven en nuestra memoria y
corazón.
Y es que el Día de Muertos, es una de las Tradiciones que
más atesoramos como Mexicanos, Sureños, Tejupilquenses, por honrar precisamente
la memoria de Nuestros Seres Queridos, pero no tan solo eso, los esperamos y
recibimos con una hermosa ofrenda que, pequeña o grande, les comunica que para
nosotros, ellos, no se han ido, invitándolos a disfrutar año, tras año de lo
que les preparamos con mucho gusto… ¡su comida favorita!
Esta celebración es tan importante, que se ha heredado a
través de los siglos, desde la época precolombina, siendo una de las Tradiciones más hermosas de México, tanto, que ha sido reconocida por la Unesco
en el 2008 la Festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de
México.
En cada familia de Nuestro Querido Sur, los alimentos de la “ofrenda”
varían según los gustos de nuestros queridos difuntos, sin embargo hay comida
exclusiva que en la mayoría de las ofrendas, no puede faltar, resaltando, el
talento y sazón de quién la prepara.
Entre la comida que más destaca en nuestras ofrendas se encuentra: